Han sido muchos días en Extremadura, visitando sus pueblos y ciudades, paseando por sus campos, aguantando el calor estival, a veces insoportable, fotografiando todo lo bello que nos ofrecía: Casas palacios, iglesias monumentales, fuentes renacentistas, paisajes hermoso, castillos medievales..
El regreso a la rutina diaria, monótona y fría, se mitiga con el anhelo de unas futuras excursiones, aunque sean cerca de Cádiz y con la ensoñación de lo que se podría haber hecho pero no pudo ser. El otoño nos aguarda con varias visitas en perspectiva: Tarifa, Algeciras, Ubrique....Aunque también hubo tiempo para disfrutar de la naturaleza de la Sierra de Grazalema en el verano que está a punto de finalizar. Sorpresas como el pueblo de Bornos, por ejemplo, son de agradecer, algo de belleza monumental, mezclado con un jardín único y una galería más propia de Italia.
Siempre nos queda el consuelo de que hay aún mucho que ver y disfrutar tanto en Andalucía como en las tierras extremeñas, y numerosos puentes y días festivos nos aguardan, esperamos que ni con demasiado calor ni tampoco con impertinentes lluvias que agüen, nunca mejor dicho, nuestros planes. Es un momento ideal para sumergirse en la naturaleza, alternando con historia y cultura, y darle alimento al alma, que no vive sino de recuerdos, sentimientos, sueños y esperanzas.

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