Guareña, provincia de Badajoz

Esta vez no haré apología de las bondades de mi ciudad natal, sino de un pueblo pequeño situado en la comarca de las Vegas Altas, en la provincia de Badajoz, llamado Guareña. Much@s ya sabéis que se trata de la tierra chica de Pedro, mi novio.
Es una localidad rodeada de campos cultivados, tanto de secano como de regadío,cercana a Mérida , a unos 20 kilómetros de la capital de Extremadura. Se trata de una villa eminentemente agrícola, que respira aroma de campiña. Aún conservo en mi memoria olfativa el olor a aceite de oliva que expele una de las cooperativas del pueblo.
Dispone Guareña de un pantano, que es ,en realidad, una laguna embalsada por el hombre, de agua procedente del arroyo Caballo. Su nombre es pantano de San Roque y en él se han plantado árboles que rodean la laguna y los alrededores: Encinas, alcornoques, moreras, plátanos, eucaliptos...todos ellos hacen del lugar un paraje acogedor y coqueto, con merenderos y senderos, para el esparcimiento de los lugareños y visitantes. Existe incluso una pequeña ermita, blanca y reluciente, dedicada a la figura de San Isidro.
Domina el pueblo la Iglesia de Santa María, situada en la parte alta y antigua de Guareña, con aire señorial y monumental, visible en varios kilómetros a la redonda.
Es pués un enclave de sosiego y tranquilidad, ideal para estos tiempos de estrés y asfalto, que no ha roto los lazos con la madre naturaleza y que goza de un ambiente cultural sorprendente para la pequeñez del pueblo.
Recomiendo la visita, aunque no esté en las rutas turísticas de la zona, y no hay que preocuparse por el alojamiento, pués el Hotel El Coto tiene habitaciones disponible todo el año, muy aceptables y a bajo precio.

Estáis tod@s invitad@s!